Jane Goodall

Cuando comenzamos el curso, allá por septiembre, junto al alumnado y la inestimable colaboración de nuestra monitora decidimos la temática sobre la que íbamos a centrar el curso y, finalmente, nos decidimos por "MUJERES HACIENDO HISTORIA". 

Ofrecimos al alumnado una lista de nombres de mujeres y el área en la que destacan y decidieron que serían:

• En el primer trimestre: Carolina Marín, campeona olímpica de bádminton y natural de nuestra capital
• En el segundo trimestre: Alexandra Cousteau, exploradora y activista medioambiental, en especial de los recursos acuáticos y sus hábitats.
• En el tercer trimestre: Jane Goodall, etóloga, primatóloga, antropóloga... Es considerada la mayor experta en chimpancés.

Lo que no sabíamos entonces, es que la elección de Jane Goodall en el tercer trimestre, y no en los anteriores, nos iba a proporcionar gratas sorpresas.

Por un lado, National Geographic ha estrenado un documental que recoge más de 100 horas de imágenes inéditas de su vida y su labor de investigación.

Por otro lado, hoy me he llevado la sorpresa de que Google celebra la conmemoración del DÍA DE LA TIERRA con un Doodle de Jane Goodall.

Casualidades que no hacen más que enriquecer nuestro trabajo.

Os dejo el doodle

La campana del silencio

Una clase sin ruidos no sería una clase. El alumnado debe participar, exponer, compartir,.... pero es cierto que en muchas ocasiones comienzan a alzar la voz, lo que les lleva a ponerse más nerviosos y hablar cada vez más alto así como a perder la atención en lo que están haciendo. 

Muchas veces no son conscientes de que están molestando a otros compañeros y compañeras y, generalmente, la solución que encuentran los que están molestos es gritarles para que se callen. Entramos entonces en un círculo difícil de romper y en el que el maestro/a debe actuar pero... ¿alzando también su voz?

En nuestra aula específica hemos encontrado una manera de hacer ver que nos están molestando sin tener que usar palabras. Al inicio de la mañana ponemos en medio de las mesas  una campana, que cualquier alumno/a o la maestra puede hacer sonar suavemente cuando sintamos que la voz de los demás comienza a molestarnos. El simple sonido de la campana llama la atención de todas las personas del aula y hace que comiencen a hablar más bajo.

A nosotros nos da muy buen resultado y, además, el alumnado siente que todos aportan al aula, todos son importantes, todos son protagonistas y todos, igual que la maestra, pueden tomar la decisión de tocar la campana cuando lo estiman oportuno.